viernes, 30 de diciembre de 2011

5.

Esa sonrisa que creías perdida, la que diste por hecho que jamás recuperarías. Esas ganas de quedarte bajo las sábanas, que no hay ganas de luchar, de abrir los ojos y convencerte a ti mismo de que merecerá la pena, que ese día será diferente, especial. 
Esperamos impacientes a que llegue la persona indicada y nos diga "Eh, sigue adelante, tú puedes, eres capaz." Pero inconscientes que somos al esperar aquello, ¿y si esa persona se va de tu vida a la vuelta de la esquina? ¿Si la persona que era esencial en tu vida, la que te proporcionaba felicidad se va sin decir adiós? ¿Te abandona? Entonces... ¿Quién se supone que te dirá esa frase que te ayudaba a seguir? 
Que difícil es quitarse esa venda de los ojos, la que nos hace darnos cuenta de que únicamente podemos depender de nosotros mismos, nunca nos abandonaremos ni nos dejaremos atrás. Nadie controlará tus sonrisas, ni tus lágrimas, ni tus ganas de tirarte de cabeza a alguna piscina, ni las ganas de arriesgar, de luchar o de abandonar. Solo tú eres capaz de decidir tus sentimientos, de decidir si es la hora de luchar, o de sonreír, de llorar o de gritar, de arriesgar o de abandonar. Solo tú, para cuando estés solo, para cuando estés perdido, tú estarás contigo. Nadie más, enfréntate al mundo, lucha contra él si hace falta, sigue tus sueños, pero nunca dejes que nada se apodere de ti y te haga caer rendido olvidando quien eres, y qué es lo que quieres. No olvides cual es tu meta, tu sueño, tu objetivo.



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