lunes, 17 de diciembre de 2012

Muy buenas !(:

Hola, muy buenas(: 
Alguien me contó el secreto de la existencia de esta página web y quería aprovecharla de alguna manera hacia todos aquellos que os gusta leer, y que en definitiva, disfrutáis haciéndolo. 
Había pensado utilizar esta página para escribir algún que otro cuento y tener en cuenta vuestras opiniones, las tomaré bien sean las que sean... Así aceptando criticas al menos tendré la oportunidad de mejorar. 
A quien le guste soñar, y creer que los sueños pueden hacerse realidad, a quien le guste trasladarse a la piel de otros personajes, a quien le guste ser partícipe indirectamente de historias que parecen irreales, este, definitivamente, es su lugar. 
Muchas gracias por adelantado a todas aquellas personas que con suerte, me leáis. 
Un saludo.

jueves, 8 de marzo de 2012

8.

Es complejo que te dejen mil páginas en blanco con la mente llena de ideas, las palabras alborotándote la cabeza y las ganas de coger un bolígrafo y ponerte a escribir. Un tema libre que puede llegar a comenzar con mi propio nacimiento y finalizar con el descubrimiento de las estrellas, del firmamento en sí y como es capaz de brillar la luna con tanta intensidad. Pero prefiero dejar estas ideas para otro momento.

¿El futuro? ¿Cuántas veces nos hemos podido preguntar lo que será? Cuando llegará o simplemente lo que conllevará y si esos preciosos momentos que nuestra imaginación ha desarrollado miles de veces van a hacerse realidad. Nos preocupamos por cosas insignificantes, palabras, deseos, caricias, susurros o miradas que no hemos vivido, que han nacido en nuestra cabeza con la intención de escapar durante unos segundos de la realidad. Y lo peor de todo es que nos centramos de tal manera en ellos que no solo huimos del presente durante ese periodo de tiempo que creíamos corto, sino que a medida que pasa, se va haciendo cada vez más largo, llegando al preciso instante en el que todo lo que nos rodea parece desconocido. Olvidamos lo que tenemos, lo que hay a nuestro alrededor, esas cosas materiales, esas personas por las que suspiramos y nos levantamos, las que se colaron en nuestra cabeza y nos hicieron imaginar que nos regalaban palabras, deseos, caricias, susurros o miradas, cegándonos, impidiéndonos ver si en algún momento en el que nos encontrábamos absortos en pamplinadas, nos las han obsequiado. El futuro es incierto y lo peor de todo es que nos hace olvidar las maravillas que poseemos ahora, lo que la vida nos regala, el simple hecho de vivir, de poder sonreír sin motivo, de tener ganas de correr hacia ningún lugar con los brazos abiertos, abrazando al viento, dejando que te alborote el pelo sin miedo a despeinarte, esa sensación de libertad, de paz contigo mismo, e incluso la capacidad de poder alzar el vuelo en cualquier instante y tocar el cielo. ¿Por qué no vas a poder hacerlo? Simplemente es cuestión de creer. 
Por desgracia, no todos los problemas vienen dados por unos simples momentos que creamos, que imaginamos y soñamos, cerramos los ojos transportándonos a otro lugar, a un mundo paralelo en el que lo perfecto existe, en el que todo merece la pena, pero si solamente fuese el futuro el que nos ancla, podríamos llegar a considerarlo insignificante. ¿Y el pasado? 


Cuando cerramos los ojos, cuando escuchamos una canción de amor que nos ayuda a recordar lo que hemos vivido junto a esa persona, o aquella canción que en una noche completamente sincera y sentimental os dedicasteis tú y tu mejor amiga, sentadas en algún lugar a oscuras mirando el extenso manto negro manchado de pequeñas estrellas que os iluminaban inquietantes, o ese momento en el que dejas abrir un baúl lleno de recuerdos, de cartas que al leer logran humedecerte los ojos, dejando paso a las lágrimas. Pero no todo tiene porque ser bello ¿verdad? La vida no tiene únicamente un color, no solo es rosa, ni tampoco tiene porque ser blanca y negra, hay tantas combinaciones disponibles que se encuentran a su alrededor que a veces, cuando el dolor nos inunda, nos es demasiado complicado reconocer. 
Los errores que nos atormentan, que en demasiadas ocasiones nos atan tan profundamente que no encontramos la manera de soltarnos. La culpa se cierne sobre nosotros, una venda ocupa nuestros ojos y olvidamos por un instante demasiado largo para lo realmente necesario que siempre hay una manera de cortar ese hilo invisible. Creemos que la vida no va a seguir hasta que nos hayamos perdonado a nosotros mismos, pero la ignorancia es demasiado extensa, demasiado amplia para nosotros, no caemos en la cuenta de que las agujas del reloj pasan, que el tic-tac sigue retumbando en nuestras cabezas, que en la estación de la vida, los trenes conocidos por oportunidades van saliendo de sus andenes a la hora establecida, y allí seguimos, anclados en el suelo con una mochila demasiado pesada sobre la espalda que nos impide movernos, nos dificulta ese sencillo movimiento basado en adelantar una pierna a la otra, y así, continuamente. Dejemos ese peso, y si es uno demasiado gordo, posémoslo frente a nosotros, abramos la mochila con cuidado y asomemos la cabeza, hagámosle frente a ese pasado que nos atormenta, démosle carpetazo para no dejar pasar esas oportunidades que pueden volver a hacernos felices. Porque la vida seguirá siempre su curso sin preocuparse de donde te encuentras tú exactamente. 
No intentes volver a repetir esos momentos que te hicieron feliz, aquella esencia mágica que se quedó gravada en tu cabeza, o incluso en tu corazón se va a seguir manteniendo intacta para siempre, pero jamás se podrá repetir. Las mismas personas, el mismo lugar, las mismas palabras, pero lo que se quedará reflejado nunca será lo mismo, entonces, solo entonces sí que se te estará permitido cerrar los ojos, escuchar esa canción y transportarte a aquel lugar porque será la única manera que tendrás de recordar lo que verdaderamente fue, lo que saboreaste cuando les viste sonreír a tu lado, o esas miradas especiales que no necesitaban palabras. 


La vida pasa, está basada en pequeños trozos que has ido rescatando. La noche de fin de año en la que tan solo tenías seis años y una boca demasiado pequeña para poder comerte las doce uvas de un tirón, como mirabas entusiasmado a tus padres esperando que a ellos les pasase lo mismo, cuando os asomabais a la ventana para poder ver los fuegos artificiales o el día de Reyes corrías con tus pies descalzos después de haber puesto los zapatos bajo el árbol hacia tu cama, esperando a que tus padres te arropasen y te dijesen “duérmete pronto, o sino te quedarás sin regalos” Y cerrabas los ojos con fuerza con la intención de que el sueño se apoderase antes de ti. Y a medida que pasaba el tiempo se convertía en un día en el que pasabas horas preparándote, encontrando el vestido perfecto, el maquillaje adecuado y los zapatos a juego, brindar con champán junto a tu familia, preocuparte de si llevabas algo rojo, y tras pasar un momento increíble bailando a Abba en el salón con ellos, te precipitabas a la calle, esperando encontrarte con otras personas que en su cierta medida, te ayudaban a ser feliz. Los regalos cambian, las barbies dan paso a un móvil nuevo o un ordenador portátil, y el pasarte días recorriendo las calles de la ciudad para encontrar tú también el adecuado para ellos. Y ahora, quien sabe como seguirá, cómo será la sensación de guardar el secreto de los Reyes durante años a tus hijos, las escusas y mentiras para llevar a casa a escondidas lo que les hará sonreír en un día tan especial para ellos, y la dificultad de lograr que sigan creyendo a pesar de conocer la verdad cuando sean mayores. Porque la magia seguirá existiendo siempre.


La magia de los momentos pasados, que sigue viva, la magia del presente, de lo que nos está tocando vivir, y la magia de la incertidumbre de un futuro que nadie conoce.

miércoles, 4 de enero de 2012

7.

Odio la sensación de rendirme, de creer que no habrá más momentos donde salga el sol, donde  los sueños, sueños son, odio sentir que habrá gente que me traicionará, que las promesas quedarán en incumplidas, que las lágrimas sabrán amargas, que los recuerdos me dañarán pero a pesar de todo persistirán en mi memoria, que al mirar atrás la luz se esconderá tras las montañas, que simplemente las sombras de su reflejo se cernirán sobre mí, serán más grandes, inmensas que me engullirán por completo. Que todo será oscuridad.. 
Odio luchar y perder, dar todo por complacer, por hacer sentir bien, por constantemente sacar sonrisas por doquier, por secar esa pequeña desesperación recorriendo mejillas, por esas gotas que empapan... Por esperar algo que nunca llegará. Por perderme sin ser capaz de encontrarme. Odio sentir la soledad alrededor de un millón de personas. 


Pero pensándolo bien, todo cuenta, todo vale, para aprender, para encontrar las formas que antes no aparecían en las soluciones ante la oportunidad de levantarse y continuar, de dar la espalda a las mentiras para afrontar las verdades, de hallar a esas personas que lucharán lo mismo por ti de lo que tú harás siempre por ellas. Nadie te podrá negar un momento de soledad en el que decidido por ti mismo escaparás a ese recóndito lugar a sentarte en una esquina gravada con tu nombre a reflexionar, pero ese momento pasará, y lo que andabas buscando lo encontrarás. Y recuerda que el momento más oscuro es justo antes del amanecer, los rayos del sol volverán a aparecer, y te iluminarán el tiempo que haga falta. Busca pequeños sueños, pequeñas metas que te harán hacerte grande, inténtalo, lucha y no tengas miedo de perder porque será la única forma de ganar. Deja que esos recuerdos inunden tu mente, date cuenta, ahí fuiste feliz, quédate con ello, ahora y siempre. 


Y cuando tengas la oportunidad de tocar el cielo, tócalo, cuando tengas la oportunidad de acariciar por un mismísimo momento la felicidad, aférrate a ella, la mejor felicidad es la que viene sin motivo, porque entonces, tampoco los tendrá para irse. Cuando tengas la oportunidad de descalzarte y correr entre las nubes, hazlo, y salta, toca las estrellas, saborea cada instante como si fuese el último, los momentos se podrán volver a repetir, pero lo que sientas en cada uno de ellos, será imposible. 

martes, 3 de enero de 2012

6.

Brindemos por esas pequeñas veces en las que las sonrisas se apoderan de nosotros y no podemos parar de reír, por esas veces donde caemos al suelo revolcándonos en el suelo riendo a carcajadas hasta que el dolor de tripa nos impide respirar, brindemos por mirar a nuestro alrededor y darnos cuenta de que hay gente que está ahí, que merece la pena y que nos dio la mano durante los 365 días del año y volverá a hacerlo durante un año más. Brindemos por esos pequeños sueños que poco a poco se han hecho realidad y por todas aquellas personas que han estado compartiéndolo con nosotros, brindemos por haber sido capaces de hacer felices a toda la gente que realmente nos importa. Y llega un momento en el que si te paras a pensar, hay demasiados motivos por los que alzar la copa y decir "Este año, realmente ha merecido la pena." Un año se va sí, lleno de momentos, buenos, malos, tristes, llenos de agobio, tensión, el sentir que no puedes más, pero también lágrimas provocadas por risas que no se olvidarán, por la felicidad mirases por donde mirases, por las ganas de gritar, saltar, salir corriendo y tocar el cielo con la punta de los dedos. 
Esperemos que esos sentimientos se vuelvan a repetir aún con mayor intensidad. 
Feliz Año Nuevo. #

viernes, 30 de diciembre de 2011

5.

Esa sonrisa que creías perdida, la que diste por hecho que jamás recuperarías. Esas ganas de quedarte bajo las sábanas, que no hay ganas de luchar, de abrir los ojos y convencerte a ti mismo de que merecerá la pena, que ese día será diferente, especial. 
Esperamos impacientes a que llegue la persona indicada y nos diga "Eh, sigue adelante, tú puedes, eres capaz." Pero inconscientes que somos al esperar aquello, ¿y si esa persona se va de tu vida a la vuelta de la esquina? ¿Si la persona que era esencial en tu vida, la que te proporcionaba felicidad se va sin decir adiós? ¿Te abandona? Entonces... ¿Quién se supone que te dirá esa frase que te ayudaba a seguir? 
Que difícil es quitarse esa venda de los ojos, la que nos hace darnos cuenta de que únicamente podemos depender de nosotros mismos, nunca nos abandonaremos ni nos dejaremos atrás. Nadie controlará tus sonrisas, ni tus lágrimas, ni tus ganas de tirarte de cabeza a alguna piscina, ni las ganas de arriesgar, de luchar o de abandonar. Solo tú eres capaz de decidir tus sentimientos, de decidir si es la hora de luchar, o de sonreír, de llorar o de gritar, de arriesgar o de abandonar. Solo tú, para cuando estés solo, para cuando estés perdido, tú estarás contigo. Nadie más, enfréntate al mundo, lucha contra él si hace falta, sigue tus sueños, pero nunca dejes que nada se apodere de ti y te haga caer rendido olvidando quien eres, y qué es lo que quieres. No olvides cual es tu meta, tu sueño, tu objetivo.



domingo, 25 de diciembre de 2011

4.

- No entiendo el significado de la Navidad.
+ Es simple, bastante simple. Ves magia por todos lados, las ganas de sonreír se multiplican por dos, tienes ganas de comerte el mundo, de demostrar que hay algo más en esta vida que violencia, de dar y no recibir, quizá sea algo tan inexplicable como querer entender la felicidad. Es un sentimiento, algo que nace y se queda dentro de ti.
- Pero si tiene que ser algo tan natural, tampoco se puede adquirir.
+ Cuando salgas a la calle y dejes que los copos de nieve te mojen la cara, que se derritan en tu piel por el contraste de temperatura, cuando veas las luces brillar y que destaquen más que los coches y el alboroto del tráfico, cuando te pares a ver familias con sus niños agarrados de la mano, paseando por la calle y escuchando "mamá, ¡yo quiero el spiderman que salta!" Y se queden durante unos minutos mirando un escaparate, sonriendo mientras las parejas se miran cómplices. Cuando pases por una cafetería y te venga el olor a chocolate caliente, cuando vayas por donde vayas únicamente veas sonrisas, y puedas respirar lo que en pocas ocasiones puedes, ese sentimiento de felicidad, de plenitud, entonces lo entenderás, y también te llenará a ti.




+ Simplemente magia, recuérdalo.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

3.

Cuando sientes que el mundo se te va a caer encima, que ya no puedes más y las piernas se aflojan ante lo que ven tus ojos. El miedo de perder todo lo que tienes a tu alrededor, esas ganas de vivir, de saltar, de poder llegar al cielo con una simple mirada bajarlo hasta rozarlo con tus dedos. 
Cuando crees que no habrá nada peor y que nada en esta insignificante vida tiene sentido, siempre hay una vía de escape, algo que te hace volver a sonreír y creer que tras la tormenta viene la calma, mirarle a los ojos y que te transmita esa tranquilidad que no la conseguiste ni en el lugar más apartado de la aturullada ciudad y ni ta siquiera en aquel rincón de tu atolondrada cabeza. Que se acerque a ti con la cabeza gacha nada más oír tu silbido, que su tacto y su piel sean como una roca frente a ti que jamás dejará de estar y te arropará cuando los demás no lo hagan. Subirte sobre su lomo y galopar, sentirte libre por un momento, agrrándote, aferrándote a sus crines como si fuesen lo más hermoso que hay en tu vida, porque es así, sí, es así. 
Él es lo único que te hace sonreír cuando sientes que el mundo se te va a caer encima, cuando las piernas se aflojan ante lo que ven tus ojos, cuando tienes miedo de perder todo lo que hay a tu alrededor, él está ahí, te ofrece su calor, su confianza, su lealtad, y te das cuenta de que con él, jamás estarás solo. 
Porque no hay nada más bello que su confianza, que caigas al suelo y se acerque trotando curioso a tu lado, asegurándose de que estás bien, que ande tras tu espalda dándote pequeños empujones hacia delante, jugando contigo como si fueras uno más, cuando cada mañana se deja abrazar por ti alegrándose de volver a verte, cuando le dejas libre para que corra, para que se aleje de ti y lo único que hace es quedarse a tu lado. Eso, esos detalles tan pequeños son los que llenan de verdad un simple corazón y lo atesoran de una manera sobrenatural.